Viven con alegría su vocación de ser Padres y la transmiten a sus hijos, cuidándolos con amor y esmero.
Ayudan a sus hijos en el descubrimiento y realización de su vocación según la voluntad de Dios.
Procuran la formación integral de sus hijos, promoviendo sus valores, su libertad y responsabilidad.
Brinda en su hogar el ambiente adecuado para exigir hábitos de orden, limpieza, trabajo y buena presentación.
Enseñan a sus hijos a tomar decisiones y discernir lo que más convenga para el bien de sus Alma.
Dedican a sus hijos lo mejor de sí mismos: su vida, conocimientos, tiempo; les escuchan, atienden, corrigen y comparten su vida con amor.
Instruyen a sus hijos en la FE y en los buenos principios para relacionarse adecuadamente con Dios y con los demás.
Vigilan constantemente a sus hijos (tareas, trabajos, exámenes, aprovechamiento) y sus actividades por las tardes para formar hombres y mujeres responsables.
Se alimentan de la palabra de Dios, la Eucaristía, los Sacramentos y la devoción a Santa María de Guadalupe.
Participan activamente en las actividades del colegio y mantienen estrecha relación con los maestros, coordinación y dirección en bien de la educación de sus hijos.
Están atentos a las indicaciones dadas por el colegio y juntos trabajan por el bien de sus hijos.