BIOGRAFÍA PADRE MANUEL ESCANES TORRES
FUNDADOR DE LA CONGREGACIÓN DE “MISIONERAS GUADALUPANAS” “EL HIJO DE DIOS SE HIZO HOMBRE Y HABITA ENTRE NOSOTROS” Jn. 1,14
He aquí la vida de un gran hombre: El Presbítero Manuel Escanes Torres, que desde pequeño supo hacer de su vida, una respuesta generosa a Dios.
Nació el 18 de febrero de 1879 en la Ciudad de Guadalajara, Jalisco, México.
Sus padres eran profundamente cristianos, ejemplares e ilustres; ellos fueron Don Manuel Escanes Martínez, de origen español y su mamá Doña Francisca Torres de Ceja, de origen mexicana. Fue el 4to. de 10 hijos, 4 de ellos hombres y 6 mujeres.
El 12 de marzo de 1879 recibió el Sacramento del Bautismo, en la parroquia de Jesús, recibiendo el nombre de: JOSE MANUEL SANTIAGO BENJAMÍN DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD ESCANES TORRES.
Desde muy pequeño se distinguió por su dedicación al estudio. Inició sus estudios a la edad de cinco años en el “Colegio Martínez Negrete”, a los seis años pasó a la Escuela Parroquial de S. José de Analco, donde terminó su educación primaria.
Nunca descuidó su formación religiosa y en especial la práctica de las virtudes cristianas que su madre le infundió; algunas de ellas fueron: LA OBEDIENCIA, LA PENITENCIA, LA CARIDAD, LA LIMPIEZA, y especialmente su GRAN AMOR A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARIA, a quien le ayunaba todos los sábados. Para él la Virgen de Guadalupe fue uno de sus grandes modelos a seguir y de cariño en su familia le llamaban: MADRE SANTA, con amor y devoción diario rezaba el Rosario completo.
Como todos los niños, era juguetón, alegre y vivaracho más aún, era muy fino en su trato con los demás, amable y respetuoso. En sus estudios siempre obtuvo los primeros lugares, dando así un gran prestigio a su rango familiar y a su lugar de origen.
Uno de sus más grande anhelos fue recibir a Cristo en la Eucaristía, cuando tuvo la oportunidad de hacerlo, se llenó de alegría y regocijo, a partir de entonces, Cristo fue el centro de su vida, lo amó en su ministerio de Anonadamiento en la Encarnación, en la Cruz, en la Eucaristía y en el Prójimo.
La acendrada vida de sus padres supo infundir en él principios de ideales cristianos, sentimientos que despertaron en su alma grandes inquietudes por extender el Reino y llegar a ser un día obrero de la viña del Señor. Ingresó a la edad de 13 años al seminario Conciliar de Guadalajara, donde inició su formación Sacerdotal, destacándose en sus estudios y en sus virtudes.
Por fin, llegó el día tan deseado el 28 de marzo de 1903 al recibir la ordenación Sacerdotal de manos del Excelentísimo Sr. Arzobispo de Guadalajara Don José Ortiz. El 3 de abril del mismo año, celebró por primera vez la Eucaristía en el templo de Nuestra Señora de la Soledad, que estaba construida en lo que hoy es la Rotonda de los hombres Ilustres, en la ciudad de Guadalajara, Jalisco.
El 30 de julio del mismo año, fue nombrado ministro de Tamazula de Gordiano; 22 de diciembre fue enviado a Hostotipaquillo durante 5 años, ahí fue feliz misionando entre barrancas, visitando las rancherías y preocupándose por los más alejados de la Iglesia, desde ahí atendió como Capellán la Hacienda del llano hasta mayo de 1908.
Continuó su labor Sacerdotal en Guadalajara, al hacerse cargo de la Parroquia de San Sebastián de Analco y la casa de Ejercicios del mismo nombre. En este Lugar llegó a su culmen el ideal de su ministerio, pues su gran espíritu de apóstol lo llevo a realizar grandes obras, se dedico a sembrar en las almas la semilla del evangelio que con gran amor impregnaba a sus feligreses.
Fundó algunas asociaciones como: Nuestra Señora del Refugio, la del Espíritu Santo, la Propagación de la fe, la tercera Orden Franciscana, la del Patriarca San José, las Jardineras del Santísimo (Jóvenes dedicadas al cuidado del Templo).
En el trato con los demás, no tenía preferencias, con todos conversaba y era muy estimado de ricos y pobres. Durante el año de 1913 en adelante, asesoró por medio de ejercicios espirituales y retiros a varias familias religiosas éstas fueron: LAS SIERVAS DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD Y DE LOS POBRES, FRANCISCANAS DE JESÚS CRUCIFICADO, ESCLAVAS DEL DIVINO CORAZÓN.
Uno de sus más grandes ideales lo hizo realidad junto con la Madre Mercedes Jiménez Urzúa, al fundar la Congregación de “Esclavas Guadalupanas del Divino Corazón de Jesús” hoy llamadas “Misioneras Guadalupanas” el 16 de diciembre de 1916, en Guadalajara, Jalisco.
Su finalidad fue el formar a la niñez y juventud desamparada de casa y educación, porque la contemplación del misterio de la Encarnación del Verbo no les permitió permanecer inactivos, al observar el sufrimiento de los niños y jóvenes desvalidos y se comprueba porque él junto con la Señorita Mercedes recogieron a 6 niñas huérfanas, quienes según el designio de Dios, sería el objeto para que naciera una nueva Familia Religiosa en la Iglesia y para la Iglesia.
Dios le dio muchos talentos y virtudes, era entusiasta, muy fogoso y tratable, muy educado y siempre se expresaba con elocuencia, las personas decían: “es un Santo Varón con calidad humana” uno de sus maestros decía: “Estando cerca de Manuelito se siente uno rodeado de un ambiente de pureza”.
Cuando se encontraba ministerialmente en el Templo de Mexicaltzingo de la Cd. De Guadalajara, sufrió la persecución religiosa y se cerró el culto. En mayo de 1927 durante la persecución religiosa, emigra a las Ángeles, California. Después de sufrir encarcelamiento en la Penitenciaria del Estado de Jalisco en dos ocasiones. Se establece en Santa Ana, California, junto con su familia y de las hermanas de la Congregación, pues la mayoría había emigrado también por la persecución en México; ellas se establecieron en Azusa Cal.
Dios siempre está atento e interesado en sus hijos y como todo Papá nos concede lo que le pedimos si es para la salvación de nuestra alma. El padre Manuel le pidió 5 gracias a Nuestro Señor: MORIR EN SABADO, EL DIA 12, DESPUÉS DE HABER CELEBRADO LA SAGRADA EUCARISTÍA, DESPUÉS DE HABER PREDICADO LA PALABRA DE DIOS Y VESTIR LOS ORNAMENTOS SACERDOTALES. Las primeras cuatro gracias le fueron concedidas, solamente la quinta no.
El día 12 de octubre de 1940 celebró en la mañana una misa de Primera Comunión en la que dio su última homilía. Antes de comer atendió a un grupo de personas que lo esperaban para que les diera orientaciones respecto a una peregrinación que realizarían a San Juan de los Lagos, Jalisco.
Eran las 2:00 de la tarde cuando le atacó el primer síncope mortal, cuando volvió en sí, animó a sus hermanas, rezó la letanía de todos los Santos, las letanías de la Santísima Virgen y fue llamado por Dios a gozar de su casa, murió al estar rezando el Ave María. Sin duda alguna, Dios le premió por haber realizado en esta vida su voluntad.
Las hermanas que integran el consejo General, junto con las hermanas que forman la comunidad del V Centenario en la Cd. de México, lucharon con ahínco para que los restos del Padre Manuel fueran trasladados el día 28 del mes de julio del 2001 a la casa General de las Misioneras Guadalupanas, que se encuentran en la Cd. De Guadalajara, Jalisco.