Se reconoce imagen y semejanza de Dios por eso, respeta su dignidad, autonomía y el de toda persona humana.
Se acepta tal cual es, sin complejos, procura mejorar o cambiar aquello que le estorba para ser Santo.
Vive su afectividad con apertura, con sentido de gratitud y abierto al diálogo.
Toma y participa el ejemplo de Santa María de Guadalupe para dar a los demás que le rodean el amor y la comprensión que necesitan.
Acepta su realidad familiar y social transformando en ella lo que se aleje de la voluntad de Dios.
Afronta los problemas de la vida y busca soluciones para salir adelante y conseguir sus ideales.
Se respeta a sí mismo, respeta sus semejantes y su ecosistema.
Pone en práctica su capacidad intelectual para dar razón de lo que conoce y llevarlo a la práctica en bien de él y su entorno.
Es excelente en su desarrollo académico.
Trabaja en equipo buscando la superación, sin afectar a otros.
Cumple con su deber exactamente y lo hace con alegría.
Utiliza correctamente el descanso y el esparcimiento para desarrollarse saludablemente.
Utiliza buenos modales de Atención, cortesía, amabilidad, disponibilidad, etc.
Ama y respeta nuestros símbolos patrios.
Frecuenta los sacramentos y vive su fe activamente.